El hallazgo de un
cadáver total o casi totalmente carbonizado en la escena de un incendio plantea
los siguientes problemas para el médico forense:
1.
¿Estaba viva la
víctima cuando inicio el fuego?
2.
¿influyó alguna
condición patológica o tóxica que pudo impedirle escapar del fuego?
3.
Aparte del
fuego, ¿hubo otra condición que causara su muerte?
4.
Identificación de
la víctima.
5.
¿Estaba viva la
víctima cuando se inició el incendio?
Dos signos permiten
establecer que la víctima estaba viva al quemarse:
Carboxihemoglobina en
sangre: se forma al combinarse el monóxido de carbono originado en el incendio,
con la hemoglobina. Comunica a la sangre
y a los órganos un tono rosado cereza. Esto
requiere que la persona inhalara el aire cargado de ese gas. La muestra de sangre debe tomarse con las
precauciones necesarias para evitar su oxigenación, por lo que se recomienda
hacerlo con tubos al vacío.
Signo de Montalti:
consiste en la presencia de humo en las vías respiratorias, especialmente en la
tráquea. También corresponde a
respiración durante el incendio.
¿Medió alguna condición
patológica o tóxica que le impidió escapar?
Algunas veces dicha
condición no sólo impide que la víctima se ponga a salvo, sino que puede ser la
causa de la conflagración. Tal es el
caso de la mujer, que embriagada, se acostó mientras todavía tenía el cigarrillo
en la boca; al quedarse dormida, éste cayó sobre la cama y se produjo el
incendio del cual la intoxicación alcohólica le impidió escapar.
En ocasiones puede
tratarse de un epiléptico que durante una convulsión vuelca con una lámpara de
gas o un candelero, que inicia la conflagración, que lo sorprende inconsciente.
Aparte del fuego, ¿Hubo
alguna otra condición que causara la muerte?
Esta interrogante exige
al perito aclarar ciertas eventualidades.
El incendio como causa
concomitante o contribuyente de la muerte.
En una persona moribunda, por causa natural o violenta. Sería el tipo que agonizara de un ataque
cardíaco (enfermedad coronaria, trastorno del ritmo, etc.) o de una herida
ocasionada por arma de fuego o arma blanca, o un traumatismo en la cabeza y que
al sorprenderlo el incendio, espontáneo o provocado por tercero, inhalara
humo. En este caso, sólo el hallazgo de
la afección cardiaca o de las lesiones permitiría la adecuada interpretación de
la carboxihemoglobina y del signo de Montalti.
El diagnóstico
diferencial entre lesiones post mortem y artificios post mortem. La más importante de estas situaciones la
constituye el hematoma epidural que la acción del fuego puede provocar sobre la
bóveda del cráneo, donde pueden sangrar vasos del díploe y los senos
venosos. Dicha colección sanguínea y las
grietas de origen térmico en el hueso constituyen un desafío diagnóstico que
incluye la posibilidad de un traumatismo homicida.
Este hematoma se
produce cuando la cabeza ha estado expuesta a muy intenso calor por llama. Algunas veces la bóveda del cráneo se
destruye, y debido al calentamiento el encéfalo puede desbordarse y asumir una
forma de gorro de cocinero.
Otros artificios que
puede generar el fuego y que deben diferenciarse de lesiones producidas por
arma blanca son las grietas en la piel a nivel de los pliegues de flexión; las
amputaciones que suelen originarse en el tercio medio de brazos y piernas, y la
abertura de tórax abdomen con salida de corazón e intestinos, mientras que los
pulmones tienden a retraerse. El corazón,
el útero y la vejiga son muy resistentes al calor.
Identificación de la
víctima
La actitud, la
fisonomía, la talla y la raza pueden ser notablemente alteradas por el fuego.
Actitud: el cadáver
carbonizado se presenta encorvado y con las extremidades semiflexionadas. Puesto que predomina la acción de los
músculos flexores, a esta actitud se le ha denominado actitud de pugilista,
esgrimista o saltimbanqui.
Fisonomía: también está
alterada por el fuego. Las partes blandas
de la cara y gran parte del macizo facial son destruidos en ocasiones.
Talla: el cadáver carbonizado
e presenta más pequeño debido a las amputaciones térmicas y a la actitud
encorvada.
Raza: la piel adquiere
una tonalidad pardo negruzca y consistencia acartonada. El color original puede preservarse en la
región axilar o en las regiones cubiertas por ropas ceñidas.
El pelo suele
desaparecer o estar chamuscado.
Los elementos más
confiables de identificación son las características dentarias y las anomalías
óseas congénitas o adquiridas (prótesis o dispositivos y osteosíntesis).
TIEMPO PARA DESTRUÍR UN
CUERPO
En un horno familiar,
el cadáver de un adulto se destruye en un lapso que oscila entre 15 y 40 horas
y el de un feto a un término entre 50 y 70 minutos (la mitad de ese período si
está descuartizado). En la cremación
autorizada, con temperaturas de 800 a 1000º C, al cabo de una hora y media el cadáver
de un adulto se reduce a un kilo o kilo y medio de cenizas, entre las cuales
pueden identificarse algunos fragmentos óseos.
1.
Diagnóstico de
quemadura: se efectúa a partir de las características descritas en la clasificación
según profundidad.
2.
Diagnóstico del
agente: se basa en las características de las quemaduras según los diversos
agentes.
3.
Diagnóstico de
quemadura ante mortem o post mortem: son signos antemortem, el eritema, la
flictena con líquido albuminoso, la carbonización en la base (de la vesícula y
el halo congestivo, la metahemoglobina, el signo de Montalti y la
carboxihemoglobina.
4.
Diagnóstico cronológico:
en las quemaduras recientes puede estar ausente el pus durante las primeras 36
horas, y haberlo en los primeros días. A
la semana hay caída de la costra, y después de dos semanas se encuentra tejido
de granulación.
5.
Etiología del
incendio: accidental (alcohol y psicotrópicos en sangre de la víctima).
6.
Reconstrucción de
los hechos. Distribución de las
quemaduras.
7.
Identificación
de la víctima: características dentarias, longitud y anomalías, de huesos
largos, joyas, ropas, número de calzado, cabello, intervenciones quirúrgicas,
enfermedades articulares, etc.
SINOPSIS PARA EL MÉDICO
1.
En quemaduras y
heladuras, describir los grados y localización de las lesiones.
2.
En quemaduras
calcular la superficie afectada, sirviéndose de la regla de los nueve.
3.
Establecer las
características ante mortem.
4.
Si hay
sobrevida, describir si en las quemaduras hay pus, costra o tejido de
granulación.
5.
En sobrevivientes
describir las quemaduras y ordenar nuevo reconocimiento al terminar el
tratamiento, con el propósito de evitar secuelas.
6.
En el cadáver
carbonizado, establecer la identidad por medio de dientes y anomalías óseas,
aclarar si la víctima estaba viva al quemarse (mediante carboxihemoglobina y
signo de Montalti) y si medió crisis epiléptica o intoxicación aguda.
7.
Nunca considerar
improductivo cadáver carbonizado.
8.
Si no hay sangre
disponible, ordenar médula ósea de huesos largos para investigar monóxido de
carbono, metahemoglobina y alcohol.
9.
Desprender partes
blandas del cráneo, a fin de descartar orificio de arma de fuego y observar el
cuello para observar si hay surcos de constricción.
1. Observar cabellos y pelos en general, así como las
zonas ceñidas por ropa, con el objeto de investigar el agente causal de las
quemaduras.
1. Tomar muestras para estudio microscópico de bordes
de las quemaduras y de órganos vitales (especialmente cerebro, corazón, pulmón
y riñón).
1. En cadáver carbonizado, tomar radiografías de todo
el cuerpo para pesquisar proyectiles de arma de fuego o deformidades
esqueléticas que ayuden a la identificación.
SINOPSIS PARA EL
ABOGADO
1.
¿se trata de
quemaduras o heladuras?
2.
¿estaba viva la
víctima al quemarse?
3.
¿cuál fue el
agente causal de las quemaduras?
4.
¿Elementos para
identificar a la víctima?
5.
¿se descartó
muerte por causas naturales?
6.
¿Se descartó un
suicidio o un homicidio?
7.
En sobrevivientes,
¿incapacidad temporal o secuelas?
8.
¿Se debió la
muerte a exposición al frío o al calor?
9.
¿cuál fue la
interpretación de los resultados de toxicología?
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