FEMICIDIO SALVAJE: DESCUARTIZAMIENTO

Durante las últimas semanas los cuerpos mutilados de mujeres han sido abandonados en la vía pública en diversas zonas de la ciudad capital. Los niveles de violencia y principalmente de este tipo de asesinatos han aumentado de manera preocupante sin que las autoridades correspondientes puedan intervenir para disminuirlos. ¿Se trata de una estrategia para sembrar el terror en contra de la población femenina? ¿Es otro flagelo de la inseguridad en la que vivimos? ¿Es el nuevo modus operandi de los pandilleros? Las preguntas en relación a este tema son muy variadas y difíciles de responder, pero lo que ha quedado en evidencia es la saña y salvajismo con que han sido asesinadas las víctimas.

Según las leyes guatemaltecas, se considera femicidio a la muerte violenta de una mujer, ocasionada en el contexto de las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres.

Para fines prácticos utilizaremos la palabra descuartizamiento y no desmembramiento, ya que el primer término hace referencia al despedazamiento en trozos de un cuerpo, mientras que el segundo es una técnica de tortura en la cual se desprenden los miembros a la víctima.

Según datos de la Coordinadora Nacional para la Prevención de la Violencia Intrafamiliar y contra las Mujeres (CONAPREVI), en el año 2000, se contabilizaron 182 muertes violentas de féminas, sorprendentemente, diez años después, en 2010, se contabilizaron 838 y seguramente este 2011 concluirá con números mucho más elevados. Ahora bien, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF), en lo que va del 2011 se han registrado 68 casos de mujeres descuartizadas, en su mayoría adolescentes y jóvenes de entre 13 y 25 años de edad. Además, como dato adjunto es importante mencionar que hasta la fecha se contabilizan 369 muertes de féminas a causa de heridas por proyectil de arma de fuego, 43 con arma blanca y 132 por estrangulamiento, todos estos datos a nivel nacional. Así también, según estadísticas del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), hasta el momento se han dado 56 casos de hombres descuartizados.

El descuartizamiento es una modalidad atroz que las autoridades atribuyen a un perverso afán de notoriedad criminal. La mayor parte de asesinatos de esta tipo se han cometido en Mixco, Villa Nueva y el sur de la ciudad capital.
¿Qué hay detrás de estos crímenes? Aparte de la conmoción y repudio que genera este tipo de violencia y de la crueldad de estos asesinatos en contra de las mujeres, hay historias inconclusas de vida, sueños truncados, niños huérfanos, lágrimas y desesperación de los familiares que deben acudir a “reconocer” los cuerpos de por sí irreconocibles de sus hijas, hermanas, etc.

Según los reportes de las autoridades, en algunos casos los cuerpos de las víctimas son cortados con precisión quirúrgica y en otros de forma tosca. ¿Las causas? Es común que se escuchen las mismas hipótesis: conflicto entre pandillas, venganza o crímenes pasionales.

De acuerdo a las declaraciones del encargado de la cartera del interior, “las víctimas tienen algún tipo de relación con la clica y han intentado salirse o cambiarse de pandilla, lo cual provoca la furia de los delincuentes que cometen estos crímenes, como un mensaje para los demás integrantes.” Según el Ministerio Público (MP), algunos de estos asesinatos forman parte de ritos de iniciación de pandillas, en donde las adolescentes son las más vulnerables.

Para nadie es un secreto que las redes sociales (Facebook, Twitter, Hi5) han servido como el medio por el cual estas víctimas son contactadas, pues hacen públicos sus datos personales y sus fotografías.

Este tipo de muertes refleja odio o misoginia contra las mujeres y revelan una estrategia de terror implementada por los criminales.

PERFIL CRIMINOLÓGICO DE LOS DESCUARTIZADORES

¿Por qué tienen tanta saña y violencia? ¿Los motiva la venganza, el odio o el placer? ¿Pueden calificarse de psicópatas a los autores de estos hechos tan aberrantes?

Si nos basamos en la psiquiatría forense, los asesinos descuartizadores se pueden dividir en dos grupos: defensivos y ofensivos.

El descuartizador defensivo, luego de cometer el hecho criminal, se pregunta cómo y qué hacer para desaparecer el cadáver y por ello lo descuartiza y trata de ocultarlo o esparcirlo en diferentes lugares.

El descuartizador ofensivo, por el contrario, muestra una inusitada furia asesina y descuartiza a la víctima estando viva. Actúa con violencia extrema y por lo general es un psicópata.

Se han dado casos en los que los homicidas drogan o dan sustancias a la víctima para adormecerla y luego la comienzan a descuartizar, después comen o guardan algunos de sus órganos. Los descuartizadores defensivos actúan más bajo influencia pasional. En años anteriores estos casos quedaban impunes porque no se podía identificar a la víctima debido a que le faltaba la cabeza o las manos, sin embargo, los recientes avances tecnológicos han permitido el uso del ADN como prueba pericial y de esta manera se facilita el proceso de identificación.

Para algunos criminólogos, los descuartizadores son psicópatas, que matan y cortan en pares a sus víctimas por venganza, pasión u odio y que sienten placer al hacerlo. Prolongan el martirio de la víctima, más allá de la muerte, con el objetivo de causar mayor sufrimiento, no les basta con matar.

¿Existe algún componente psiquiátrico en estos casos? Hay mucho debate alrededor de esta pregunta, algunos psiquiatras forenses señalan que este tipo de delincuentes son psicópatas con bordes esquizofrénicos y son irrecuperables. En algunos casos descuartizan a las mujeres convencidos de que le hacen un bien a la moral y a la sociedad.

Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer

La recién aprobada ley tiene como objetivo garantizar la vida, la dignidad, la protección y la igualdad de todas las mujeres ante la ley, y de la ley, particularmente cuando por condición de género, en las relaciones de poder o confianza, en el ámbito público o privado quien agrede, cometa en contra de ellas prácticas discriminatorias, de violencia física, psicológica o de menosprecio a sus derechos.

Su fin es promover e implementar disposiciones orientadas a la erradicación de la violencia física, psicológica, sexual, económica o cualquier tipo de coacción en contra de las mujeres, garantizándoles una vida libre de violencia, según lo estipulado en la Constitución Política de la República e instrumentos internacionales sobre derechos humanos de las mujeres ratificados por Guatemala.

Esta ley contempla el descuartizamiento, desmembramiento o mutilación. En su contenido hace mención de actos que podrían considerarse aberrantes, aunque no entra en detalles, por ejemplo, en la Sección IV, Artículo 6, inciso d, se lee: “Comete el delito de femicidio quien diere muerte a una mujer, como resultado de ritos grupales usando o no armas de cualquier tipo”. En el inciso e, dice: “En menosprecio de la víctima para satisfacción de instintos sexuales, o cometiendo actos de mutilación genital o cualquier otro tipo de mutilación.”

La persona responsable de los delitos mencionados anteriormente será sancionada con pena de prisión de veinticinco a cincuenta años y no podrá concedérsele la reducción de la pena por ningún motivo. Además, las personas procesadas por la comisión de este delito no podrán gozar de ninguna medida sustitutiva.

A mi consideración, el descuartizamiento debería ser considerado como una pena mayor, ya que el ensañamiento, que significa aumentar el sufrimiento de la víctima es un fuerte agravante. Un crimen de características espeluznantes, con un asesino que secciona el cuerpo de su víctima para complicar la identificación de la misma y el esclarecimiento del hecho, es considerado como un homicidio simple, ya que la pena es la misma que si se tratase de una muerte a causa de herida por proyectil de arma de fuego, por arma blanca, sofocamiento, etc.

Referencias Bibliográficas:

Decreto No. 22-2008 Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer. Congreso de la República de Guatemala.

Instituto Nacional de Ciencias Forenses -INACIF- Guatemala, 2011.

Grupo de Apoyo Mutuo -GAM-

Coordinadora Nacional para la Prevención de la Violencia Intrafamiliar y Contra las Mujeres -CONAPREVI-