"... todavía quedan más pistas por descubrir."
viernes, 21 de enero de 2011
NIÑOS ASESINOS ¿NACEN O SE HACEN?
Tras cuatro meses de ausencia en el blog y sus publicaciones solicito una disculpa por la tardanza, por cuestiones académicas se me dificultó demasiado mantenerlo al día, sin embargo, los temas de esta materia son fascinantes y siempre existe alguno por tratar. Así que, de esta manera abordaremos un tema que en los últimos veinte años ha cobrado mucho interés en la sociedad y se trata del fenómeno de los "niños asesinos", ¿nacen o se hacen? ¿qué los obliga? ¿existe algún componente biológico o todo es aprendido?. A través del artículo trataré de respponder cada una de estas preguntas.
Comencemos con un poco de historia, no existen muchos registros de niños asesinos o bien niños asesinos de niños. Algunos datos recopilados nos demuestran que hacia el final del siglo XIX se dieron algunos casos en algunos países europeos y en los Estados Unidos de Norteamérica, quizá uno de los más famosos en su momento fue el del infame Jesse Pomeroy, conocido como "el niño psicópata", quien asesinó a más de una decena de niños de entre cinco y diez años. Fue capturado, juzgado y condenado; a pesar de que recuperó su libertad, volvió a asesinar en cuanto tuvo la primera oportunidad. Más recientemente y uno de los casos que aún sorprenden fue el de "los niños asesinos de Liverpool", Rob Thompson y Jon Venables, quienes en 1993 raptaron y asesinaron a golpes al niño James Patrick Bulger de 2 años, luego lanzaron el cuerpo a las vías del tren donde cuatro días después de su muerte fue hallado completamente destrozado.
En cada uno de los casos mencionados anteriormente se encontró una infancia perturbada por diferentes factores como la violencia doméstica, abuso y la convivencia en un ambiente desagradable, por esta razón ¿estos factores contribuyen a crear a un niño asesino?, mi respuesta es que sí. Según investigaciones, se ha demostrado que el 85% de los niños y jóvenes que se encuentran purgando alguna condena por delitos menores y mayores han tenido una infancia violenta, hogares desintegrados y con antecedente de abuso. Psicológicamente es comprensible que esto suceda, sobre todo porque es lógico establecer que una persona que nace y crece en este ambiente creará el concepto de que todo se resuelve con violencia. Así también, la frustración y el deseo de venganza por los abusos que han cometido contra ellos fomentarán hambre de desahogarse violentamente contra un ser de menor tamaño, indenfenso por decirlo de otra manera, por esta razón vemos que en la mayor parte de casos, los asesinos son cinco o seis años mayores que las víctimas.
Ahora bien, existe otro componente y es el biológico. De acuerdo a otros estudios, se ha demostrado que los niños asesinos tienen la amígdala de menor tamaño que un niño de la misma edad y que no ha cometido ningún delito. Por tal razón, algunos expertos aseguran que ésta disminución en el tamaño de dicha parte del cerebro hace que los niños asesinos omitan la diferencia entre el bien y el mal, que no tengan claro el concepto de maldad y violencia y que en algunos casos no tengan remordimientos por los actos cometidos. Como en los demás casos de asesinos en general, es decir, ocasionales o seriales, los golpes en la región frontal del cráneo o bien lesiones en la corteza frontal del cerebro pueden desencadenar el mismo problema.
¿QUÉ SUCEDE CON LOS NIÑOS SICARIOS?
Adaptando este tema a nuestro entorno social, sobresale el concepto de los niños sicarios, niños que dejan a un lado la inocencia de su edad y entran a formar parte de la lista de asesinos por dinero. El tema no debe confundirse con el anterior, sobre todo porque en el caso de los niños sicarios, existe de fondo el beneficio económico por el dolo cometido. En los últimos tres años, el problema ha presentado un notorio crecimiento en Guatemala. Niños de 13 a 15 años que ya tienen en su cuenta el asesinato de tres o más personas son comunes encontrar en los registros de las autoridades de justicia. En estos casos el denominador común es la violencia domética, abusos y hogares desintegrados del que eran parte, a ello hay que sumarle el ambiente de pobreza y extrema pobreza y la pertenencia a una pandilla. Si combinamos todos esos factores crearíamos a un monstruo violento y potencial asesino serial u ocasional, sin remordimientos y ¿capaz de reintegrarse a la sociedad? difícilmente, por no ser pesimista. Los niños sicarios son utilizados por las pandillas o por el crimen organizado porque son un blanco "fácil de comprar" y además las leyes en Guatemala no contemplan el castigo severo hacia ellos, es decir que no son juzagos como adultos, por ello tienen la facilidad de salir libres o bien cumplir una condena pequeña, incluso si el delito por el que se le acusa es el de asesinato. Nuevamente haré la misma afirmación, mientras el código penal no sea reformado el problema continuará agravándose y mientras no existan ejemplos de correcta aplicación de la justicia en casos como estos, los niños y jóvenes seguirán teniendo la idea de que Guatemala es el lugar perfecto para cometer un crimen.
Los invito a seguir visitando el blog, con la promesa de actualizarlo continuamente y de engrosarlo con más temas de interés. En los próximos días estaré publicando la segunda parte de este tema y un artículo sobre Balística Forense.
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