El asesinato en serie a manos de mujeres no es tan común como en su contraparte masculina, aún así podemos encontrar a lo largo de la historia algunos casos donde el autor material fue una mujer.
Uno de los casos más famosos es el de Erzebeth Báthory quien acostumbraba secuestrar a jóvenes doncellas, las torturaba, asesinaba y utilizaba su sangre para tomar un baño. Según datos historicos, la condesa de la muerte asesinó a más de 600 jóvenes, fue capturada cuando comenzó a asesinar a mujeres que formaban parte de la realeza. Murió en su celda después de tres años de su sentencia a pasar el resto de su vida en un calabozo.
De acuerdo a investigaciones recientes, el perfil de las mujeres asesinas en serie es el siguiente: 50% ha tenido un cómplice másculino, la media de edad para comenzar su carrera delictiva es a los 33 años, el método más común es el envenenamiento, y en la mayoría de los casos, conocían a sus victimas, que suelen ser seres indefensos como niños o ancianos. Es importante mencionar el perfil puede cambiar de un país a otro y que los resultados no son aplicables en sociedades sin equidad, donde la violencia hacia la mujeres es un problema enraizado, donde la figura paterna ejerce un claro dominio sobre la mujer, como es el caso de nuestro país.
En nuestra época, uno de los casos más conocidos es el de Aillen Wuornos, quien con una infancia plagada de violencia física y psicológica, decidió ejercer la prostitución en Daytona, Florida en la década de los ochenta. Fue condenada a muerte por haber asesinado con arma de fuego a seis de sus clientes. Durante el juicio solicitó no ser liberada porque mataría de nuevo debido al enorme rencor que sentía. La sentencia se cumplió en 2002, cuando fue ejecutada a través de la inyección letal.
Recientemente se conoció el caso de Juana Barraza Samperio, "La Mataviejitas", quien de 1998 a 2006 asesínó a más de 25 ancianas en México. Siempre utilizaba el mismo patrón delictivo, se disfrazaba de enfermera o trabajadora social, se ganaba la confianza de sus víctimas y al estar a solas con ella, las estrangulaba, en ocasiones robaba objetos de la víctima. Fue arrestada el 25 de enero de 2006 y fue condenada a 759 años de prisión. Pocas horas después de su captura, afirmó que lo había hecho porque las ancianas le recordaban a su madre, por quien sentía mucho rencor. Nuevamente se repitió la historia de abuso físico y psicologico en la infancia como factor de riesgo para la creación de un asesino serial.
Haciendo un análisis retrospectivo, por lo menos a lo largo del siglo XX y principios del siglo XXI, encontraremos más de 20 casos de mujeres asesinas, pero que no encajan en el concepto de asesino en serie. La mayoría fueron motivadas por el lucro, es decir que robaban pertenencias a sus víctimas, de allí ya no pueden clasificarse como asesinas seriales. Otro resto de ellas asesiron a sus hijos o niños a su cuidado, pero de acuerdo a análisis forense posterior, se determinó que padecieron de ataques psicóticos o las aquejaba una enfermedad mental de base. La interrogante continuará siendo ¿existen más mujeres asesinas en serie? estoy convencido que si, aunque en mucha menor cantidad que hombres. La violencia física, psicólogica y la combinación de un ambiente social lleno de abusos de todo tipo, las posibilidades de crear un monsruo es muy alta, a ello hay que sumar la considerable cantidad de enfermedades mentales que pueden contribuir al problema.
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