DEFINICIÓN
Se llama arma de fuego a la que utiliza la energía
liberada a partir de la combustión de la pólvora para lanzar un proyectil a
distancia.
Existen armas de fuego portátiles y no portátiles. Las primeras pueden ser transportadas y
accionadas por un solo individuo, mientras que las segundas necesitan para esos
fines la ayuda de otra persona, un dispositivo mecánico o incluso un animal.
Dentro de las armas portátiles se hallan las armas de
fuego cortas y largas. Las armas cortas
(revòlveres o pistolas) son aquellas en las que la longitud del cañón no excede
los 30 centímetros
y pueden ser utilizadas empleando una mano sin apoyo. La pistola tiene en su empuñadura un cargador
donde se almacenan los proyectiles, en cambio el revolver posee para ello un
tambor giratorio con alvéolos. En las
armas largas, también llamadas “de hombro”, el cañòn excede la longitud antes
mencionada y requieren para su utilización el apoyo y el uso de ambas manos,
respondiendo a estas características: la carabina, el fusil, la escopeta y el
rifle.
Otros conceptos están relacionados con los términos:
calibre, estría, ánima y cañón. El cañón
de un arma de fuego es el elemento que le da precisión, es un “tubo cilíndrico”
cuya longitud se extiende desde el mecanismo de percusión y/o recámara hasta el
orificio distal que constituye la boca de fuego del arma. Su interior hueco se denomina ànima; en las
escopetas es lisa pero en otras armas tiene un “rayado” interior que se
denomina estriado. Ello sirve para
imprimir un movimiento de rotación giratorio sobre su eje al proyectil. La distancia que existe entre dos estrías
define el calibre del arma en cuestión y por ende, el tamaño del proyectil que
utiliza.
Las armas francesas, españolas, italianas y alemanas
expresan sus calibres en milímetros; las norteamericanas en centésimas de
pulgada y las inglesas en milésimas de pulgada.
Un calibre 22 (centésima de pulgada) equivale a 5.58 mm y un calibre .45
equivale a 1,43 mm . Hay armas 9mm (que son menores a un calibre
.38) y otras 0.457 (milésimas de pulgada) que equivale a 1.48 mm y muchos ejemplos
más.
MECANISMOS
LESIVOS DE LOS PROYECTILES
Se debe recordar
la fórmula física que calcula la energía cinética: Ec = m * V2/ 2, donde “m” es
la masa (en este caso del proyectil), por el cuadrado de la velocidad, todo
ello sobre el denominador 2.
En el caso de los proyectiles, la energía cinética debe
considerarse como fuerza viva. Si se
analizan los términos de la ecuación se comprenderá que: a) a mayor fuerza viva
habrá consecuente mayor efecto lesivo y b) influye mayormente en el poder de
daño el incremento de la velocidad que el aumento de la masa del proyectil; ya
que la fuerza viva se rige por el cuadrado de la velocidad.
Con estor términos enunciados se puede caracterizar en
forma elemental y esquemática que los proyectiles tienen sobre el cuerpo humano
dos efectos:
a)
Directos: dados por la contusión y la
penetración dependientes en su mayor parte, de la masa del proyectil (peso,
forma y dimensiones).
b)
Indirectos: da dos por la transferencia
de los tejidos de la energía cinética que posee el proyectil (fuerza viva)
dependiente de su velocidad.
Los proyectiles que superan los 314 metros/segundo se
consideran de alta velocidad, los que son subsónicos (< 305 metros/segundo)
son de baja velocidad. En cuanto a los
tipos de proyectiles, debe conocerse que existen formas clásicas de una vaina o
casquillo y un núcleo de plomo, acero o aleaciones habitualmente ojivales; las
cuales pueden estar desnudas o encamisadas.
También hay formas especiales con punta blanda, hueca, explosiva,
etc. En todos estos casos, el proyectil
o munición es único, es decir, que el disparo lanza un solo proyectil.
Ahora bien, existen armas que cargan cartuchos como las
escopetas y los pistolones. Estos
cartuchos se hallan constituidos por tres compartimientos:
a)
El
que contiene la pólvora o fulminante.
b)
El
que contiene el “taco”, cilindro de cartón, madera o plástico.
c)
El
que contiene los perdigones.
Estos perdigones son numerosos y forman la verdadera
munición, por ello se considera que son armas que disparan proyectiles de
munición múltiple.
CARACTERÍSTICAS
DE LAS LESIONES POR PROYECTILES DE ARMAS DE FUEGO
Se llama balística a la disciplina que estudia las armas,
pólvoras y proyectiles con relación a su estructura, conformación y
efectos. Dada la amplitud del campo se
la divide en: balística interna, externa y de efectos.
- Balística
interna:
estudia las armas, las pólvoras y proyectiles, así como el recorrido de
estos últimos dentro del arma hasta su salida por la boca el cañón o arma
de fuego.
- Balística
externa:
estudia el recorrido del proyectil desde la salida del arma hasta su
impacto en el blanco.
- Balística
de efectos o balística de arribada: de especial interés médico
legal, tiene por objeto el estudio de los efectos que produce en el blanco
el proyectil a su llegada al mismo.
Cuando el blanco es el organismo humano, tenemos conformadas las
lesiones por proyectiles de arma de fuego que se describirán a
continuación.
Las lesiones por proyectiles de armas de fuego son de
carácter contuso, ya que responden a la definición genérica de las contusiones
que “son la resultante del choque de un cuerpo duro (proyectil) contra el
organismo humano.”
Lesiones por proyectiles de armas de fuego cortas (proyectil único)
Cuando el proyectil se pone en contacto con la superficie
corporal determina en primer lugar una lesión de puerta de entra u orificio de
entrada, luego efectúa un trayecto intracorporal quedando alojado en el
interior del organismo o bien sale al exterior a través del denominado orificio
de salida. La descripción señalada
constituye lo que se denomina balística de arribada, de efecto o médico legal.
- Lesión
de entrada u orificio de entrada
- Se
estudian los planos de la ropa, cutáneo y el óseo.
- Plano
de la ropa
Esta descripción tiene valor cuando el cañón del arma se
halla a corta distancia. En ese caso se
encuentran los signos del deshilachamiento
crucial o de Rojas, de la escarapela
de Simonin y el calcado de la trama
del tejido, de Bonnet.
Deshilachamiento crucial: se presenta en el plano de la ropa
como un orificio de bordes desgarrados a consecuencia del deshilachamiento del
tejido en forma de cruz, quemados o ahumados, cuando el disparo ha tenido lugar
con la boca del cañón del arma apoyada sobre la prenda o muy corta distancia (disparo a quemarropa).
Signo de la escarapela (de Simonin): se ve en la cara interna de
la ropa, situada sobre la piel, cuando el disparo ha sido realizado con la boca
del cañón apoyada y consiste en dos zonas concéntricas oscuras separadas por
una clara rodeado al orificio. Es el
resultado del ahumamiento por la combustión de la pólvora.
Signo del calcado (de Bonnet): consiste en que si la
víctima usa una prenda interior blanca y el disparo ha sido efectuado con la
boca del cañón del arma apoyada sobre una ropa inmediatamente suprayacente a
dicha prenda interior, quedando sobre esta última el dibujo de la trama del
tejido de aquella como un verdadero “calcado”.
Plano de la piel
Los signos que aparecen son debidos al arma, al proyectil
y a la pólvora y resultan de gran trascendencia médico legal ya que a partir de
ellos se puede establecer en primer lugar que se trata de una lesión por
proyectil de arma de fuego, su ángulo de incidencia y la distancia.
Efectos del cañón del arma
No son de observación constante. Se conoce a este signo bajo el nombre de
“signo de Puppe-Wergarter”. Se observa
cuando el disparo se efectúa con el cañón apoyado sobre la piel y consiste en
una impronta resultante de la acción quemante del cañón del arma ya que al
producirse la combustión de la pólvora y salida del proyectil, el metal suele
alcanzar alta temperatura. Dicha
impronta equimótico-excoriativa reproduce la forma del perímetro (total o
parcial) del cañón del arma.
Número de orificios de entrada
En cuanto al número de orificios de entrada hay tantos
como proyectiles hayan sido disparados, aunque puede suceder que un solo
proyectil cause orificios múltiples, cuando atraviesa distintos puntos de
clivaje, por ejemplo: miembros superiores y tórax. El orificio de entrada puede pasar
inadvertido en la superficie corporal cuando penetra por los orificios
naturales: boca, nariz, ano, etc.
Efectos del proyectil
Cuando el proyectil impacta sobre la superficie de la
piel vence su resistencia elástica, produciendo una herida contusa que tiene
características particulares observables a nivel de los bordes. En efecto, por acción exclusiva del proyectil
se produce:
a)
Por
acción del proyectil, un anillo contusito-excoriativo de contusión y
b)
Por
dentro y por arriba del anterior, por depósito de impurezas que arrastra el
proyectil en su salida del arma, se produce un anillo de “enjugamiento.” Ambos anillos superpuestos constituyen el anillo
de Fisch.
En caso de que haya cabellos o ropa interpuesta, estos
elementos retendrán las impurezas por lo que no se forma el anillo de
enjugamiento. El anillo de constusión es
el que nunca falta y está presente independientemente de la distancia el
disparo, siendo además un signo que atestigua el carácter vital de la lesión,
ya que en su conformación interviene la ruptura de los capilares de la dermis
con extravasación hemática y formación de costra serohemática, es decir, los
constituyentes de una lesión equimótica y excoriativa. La forma del orificio de entrada dependerá de
una incidencia del proyectil sobre la piel ya que si el ángulo de incidencia es
perpendicular, el anillo de Fisch será simétrico y redondeado, mientras que si
el ángulo de incidencia es agudo, será aproximadamente oval con el ancho mayor
en la zona de choque, lo que también marca la dirección o trayectoria interna
del proyectil.
Los bordes del orificio de entrada son aproximadamente
regulares e invaginados, pero si debajo de la piel existe un plano óseo, al
ocurrir el disparo estando apoyado el cañón en la piel firmemente, se produce
el “golpe de mina de Hioffman” donde los gases de la pólvora chocan contra el
plano óseo antes de que se produzca la pérdida de la solución de la continuidad
en el mismo, hacen estallar la piel, produciéndose un orificio estrellado con
bordes quemados depositándose humo negro y granos de pólvora en su interior y
en el plano óseo.
Efectos de la pólvora
La pólvora produce el denominado tatuaje debido a la
acción de la llama, de las partículas de pólvora incombusta y del humo negro,
produciéndose la quemadura provocada por llama, incrustación de los granos de
pólvora que no entró en combustión y depósito del negro del humo.
Hay un “tatuaje verdadero” formado por los dos primeros
elementos; se llama así porque no desaparece con el lavado, mientras que el
formado por el humor se llama “tatuaje falso” porque si desaparece con el
lavado.
Hay quemadura cuando el disparo fue hecho a “quemarropa”
o sea, a muy corta distancia, observándose este efecto en piel y pelos porque
junto con el proyectil salen gases a alta temperatura y residuos sólidos que
forman la llama.
Los granos de pólvora que no combustionan se incrustan en
la piel, rodeando el orificio de entrada por fuera del anillo de Fisch. Histológicamente pueden observarse a nivel de
la dermis, granos correspondientes a la pólvora. El ahumamiento o tatuaje falso se ve alrededor
del orificio de entrada cuando el disparo fue hecho a una distancia más alejada.
La presencia de tatuaje alrededor de un orificio es
signos indubitable de orificio de entrada.
Examen del plano óseo
Resulta de interés médico legal los signos hallados a
nivel craneal, especialmente en los casos en que los disparos han sido
efectuados a muy corta distancia. En los
caos de que el disparo ha sido efectuado con el arma apoyada, por debajo de las
partes blandas y rodeando al orificio de entrada en el cráneo se observa un
anillo de ahumamiento concéntrico de 2 a 4 mm de diámetro de límite externo difuso
denominado Signo de Benassi. Se trata de un anillo de ahumamiento que
desaparece con el lavado, pero que resiste a la putrefacción. La importancia médico legal de este signos es
que aparece en el orificio de entrada, denotando que el disparo fue efectuado
con el arma apoyada.
A nivel óseo es aplicable el esquema del “cono” de embudo
descrito por Bonnet, según el cual, el diámetro de los orificios (de entrada y
salida) progresa como las secciones de un cono truncado, ubicando el extremo
truncado del cono en la tabla externa del orificio de entrada y la base en la
tabla externa del orificio de salida.
Resulta oportuno destacar que hay elementos que confirman
que se trata de un orificio de entrada tanto a nivel óseo como a nivel de piel
y tejidos blandos subyacentes, consistentes en la demostración de partículas
metálicas provenientes del proyectil presentes sólo en ese lugar y no en el
trayecto ni en la salida, a través de métodos microquímicos, espectográficos y
radiográficos. La positividad del
resultado está dada por la presencia de restos de cobre, plomo, hierro y
níquel.
El borde del orificio de entrada en el hueso está
dirigido hacia adentro, por lo que se dice que tiene bisel interno, mientras
que en el orificio de salida, el borde está dirigido hacia fuera, por lo que se
dice que tiene bisel externo.
Es importante destacar que del orificio de entrada en el
hueso pueden partir trazos fructuarios no siendo infrecuente observar dichos
trazos en el orificio de salida, los que pueden hacerse extensivos a todos los
huesos craneales, siendo ello la resultante de la onda expansiva al efectuarse
el disparo.
Trayecto del proyectil
En su trayecto, el proyectil dislacera y desagarra las
partes blandas (serosas, visceras, estructuras vasculo-nerviosas) y fractura
estructuras óseas. El lugar de entrada
del proyectil en una víscera está dado por una solución de continuidad que en
órganos muy irrigados como los pulmones, por ejemplo, se presenta rodeada de un
anillo hemorrágico, dado por la ruptura de los vasos y que recibe el nombre de halo hemorrágico visceral. Dicho signo es importante por dos razones,
primero porque es índice de puerta de entrada y por otra parte es evidencia de
lesión vital.
El trayecto determinado por un proyectil está constituido
por tejido necrótico hemorrágico que tiene el mismo significado con respecto a
la vitalidad que el halo hemorrágico visceral.
En algunas circunstancias, el proyectil puede
experimentar desviaciones en su recorrido cuando choca contra estructuras óseas
o ingresa dentro de un vaso de gran calibre.
El primer caso se produce cuando el proyectil encuentra en su recorrido,
por ejemplo, costillas o huesos del cráneo, puesto que si no tiene suficiente fuerza
o es de pequeño calibre no puede ingresar, rodear esas estructuras y salir o
alojarse en lugares alejados del lugar de entrada, recibiendo el nombre de proyectil circundante. Si el proyectil en su trayecto ingresa en un
vaso de gran calibre puede ser arrastrado por la circulación y hallarse en un
lugar alejado del sitio de entrada. En
este caso el proyectil recibe la denominación de migratriz.
Orificio de salida
En su salida, el proyectil determina en la piel un
orificio de aspecto irregular con bordes evertidos y con escasa infiltración
hemàtica. No se presenta el anillo de
Fisch ni tatuaje. Excepcionalmente y en
caso de que se produzca la salida del proyectil en una zona de contacto
corporal con una superficie dura tal como podría ser cuando el cuerpo está
apoyado en una pared o sobre el piso en el momento de recibir el disparo, puede
observarse un anillo de contusión rodeando al orificio de salida que ha
recibido el nombre de Signo de Románese.
Es la resultante del choque del proyectil sobre una superficie dura, en
el momento de la salida del cuerpo; circunstancia que hace que se deforme
parcialmente en su extremo, impactando sobre la piel, produciendo la ruptura y
formación de un halo contusivo por ese mecanismo.
LESIONES POR
PROYECTILES DE ARMAS DE FUEGO LARGAS
Como se mencionó anteriormente, las escopetas, los
pistolones y otras armas del mismo grupo cargan cartuchos que contienen
múltiples municiones de variado número y tamaño. El calibre en estos casos se expresa sobre la
antigua base del equivalente de la cantidad de municiones necesarias para
llegar a una libra de peso. Por ello,
los calibres llevan números como 4, 7, 8, 12, 16, 20, 24 o 28; o 12.70, 16.80,
etc. Cuanto mayor es el calibre así
expresado, menor es el tamaño de la munición y mayor su cantidad. Como ejemplo para dar una comparación de
tamaño puede decirse que un calibre 12 equivale a casi unos 19 mm y un calibre 24 a casi unos 15 mm .
Otro de los elementos a tener en cuenta es que estas
armas tienen por lo general el ánima lisa.
Cuando se dispara el cartucho, salen conjuntamente el taco y los
perdigones (municiones) en un grupo más o menos compacto; luego de una cierta
distancia, los perdigones comienzan a separarse entre sí y continuando en
progresiva divergencia, finalmente terminan dispersándose en forma abierta
abarcando un área de superficie de impacto variable.
Cuando se recorta el cañon de estas armas, se logra una
dispersión precoz, casi inmediata de los perdigones una vez disparada; en
cambio, cuando se estrecha la parter distal del cañón (gollete o
agolletamiento) la dispersión se retarda ocurriendo una mayor distancia. De cualquier manera, antes o después, se
produce la dispersión de las municiones, denominándose a este hecho “rosa de
dispersión”. Cada perdigón produce una
lesión de entrada cutánea equiparable a la del proyectil único (orificio, halo
de Fisch) y una trayectoria intracorpórea de penetración variablle, siendo muy
frecuentes las lesiones de salida.
Los fenómenos de tatuaje y ahumamiento son
similares. La diferencia estriba en el
estudio conjunto de la perdigonada poniendo énfasis en la superficie abarcada
por la rosa de dispersión, la cual será mayor cuanto mayor sea la distancia a
la que se realizó el disparo. Hasta una
distancia de 60 cm
a 1 metro ,
puede decirse que el disparo ha hecho “bala”; esto quiere decir que los
perdigones penetraron sin tener dispersión o la han tenido en forma
despreciable, conjuntamente o no con la penetración del “taco” del cartucho.
Clásicamente, se describe que la rosa de dispersión de un
disparo efectuadoa una distancia de 5 metros cubre un plano de unos 25 cm de diámetro, a 10 metros cubre uyn plano
de unos 40 cm ,
a 15 metros
cubre un plano de unos 50 cm
y a 25 metros
cubre un plano de unos 70 cm .
CONSIDERACIONES
PRÁCTICAS
Es oportuno recalcar algunos conceptos de utilidad
práctica. Es fundamental recordar que en
la historia clínica de un lesionado por proyectil de arma de fuego debe constar
ineludiblemente la intervención policial.
Se aconseja colocar descriptivamente la topografía cutánea de los
orificios producidos por el o los proyectiles, sin hacer consideración alguna
sobre si se trata de entrada o salida, ya que ello no tiene ninguna incidencia
terapéutica; no obstante es de utilidad hacer la descripción de un presunto
ahumamiento, así también describir si se ha suturado el orificio o si por él ha
pasado una incisión quirúrgica.
En los partes quirúrgicos se debe ser lo más claro y
preciso posible en la descripción de las lesiones internas por el paso del
proyectil y de los procedimientos efectuados (exéresis, anastomosis) respecto
de las piezas anatòmicas extirpadas, debe consignarse sobre la intervención
policial en la boleta de remisión a los servicios de anatomía patológica.
Todo proyectil extraido en un acto operatorio debe ser
entregado a la autoridad competente, haciendo constancia de ello en un acta, en
la historia clínica o en el parte quirúrgico; siendo firmado por el personal de
la institución interviniente y el médico.
EL INFORME
MÉDICO LEGAL EN CASO DE LAS LESIONES O MUERTE POR PROYECTILES DE ARMAS DE FUEGO
El informe médico legal en estos casos deberá contener:
a)
Distancia
de disparo: se hace en base a los signos hallados en el sitio de entrada,
anillo de Fisch, tatuajes, etc.
b)
Incidencia
del proyectil: está dado por las características de los signos de la entrada,
especialmente por la conformación del anillo de Fisch.
c)
Trayecto:
resulta de unir los puntos de entrada con el lugar del alojamiento del
proyectil o del orificio de salida. En la práctica se hace coincidir la “incidencia
del proyectil” con el trayecto debiendo recordarse que esa correspondencia no
es absoluta en caso de los proyectiles migratrices o circungirantes.
d)
Posición
de la víctima al recibir el disparo: se hace en base a la incidencia y el
trayecto del proyectil.
e)
Grado
de supervivencia y capacidad de movimientos: deberá establecerse de acuerdo al
tipo de lesiones producidas y órganos y estructuras afectados.
f)
Orden
sucesivo de las lesiones: se debe realizar en el caso de múltiples disparos,
recordando que la presencia de una herida con hemorragia abundante y otro con
escasa infiltración hace pensar que aquella fue la primera.
g)
La
diferencia entre lesiones vitales y post mortem: ya hemos dicho que la
presencia del anillo de contusión, asi como la infiltración hemática en los
planos subyacentes al orificio de entrada, el halo hemorrágico visceral y el
trayecto necrótico hemorrágico son signos de vitalidad de las lesiones, ya que
es imposible que aparezcan en los disparos post mortem.
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